jueves, 6 de diciembre de 2012

las mariposas de la estación

Cuando me pregunten por el otoño, diré tu nombre.


El cuento decía que una mujer joven se paraba en el marco de la puerta de entrada, mirando hacía la pequeña oscuridad, pasaba su mano por el rostro feliz de la soledad y dejando sus pies desnudos daba giros llenos de gracia, de figura y excelencia para caer agotada en una alfombra vieja y desgarbada. 


También hablaba de una mujer joven que, con un ramo de jazmines se adentraba en un cementerio, miraba a los ojos del ángel guardián, sonriéndole, y seguía su camino abrazándose a la idea de que cuando todo volviera a florecer...

la historia sobre una joven con los pies lastimados de secretos ahogados que bailaba en la eterna simpleza de un rocío. La infeliz, la hermosa nunca más vista, sólo por el color de sus labios esa tarde en la estación.

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