miércoles, 27 de noviembre de 2013

nadie ha estado aquí

qué poco atinado que te atropellen una noche de invierno,  cuánto frío que hace para tirarse sobre el pavimento a pensar
qué triste si vos, hermosa, una noche de invierno caminaras con el viento en contra y la vista perdida, triste sería que el destino, habiéndote ignorado hasta ese momento, decidiera atropellarte.

y volaras por los aires pensando en la humedad que eriza los árboles, viendo la primera estrella de los deseos nocturnos.

triste ese sueño que sueño con vos todas las noches, cuando desnuda vas a cruzar la calle de mi ciudad natal.


triste esta flor, en la que no creo.